REDACCIÓN SALUD El asma es una enfermedad crónica que inflama los bronquios,
y que causa cuadros de obstrucción del flujo de aire. Estos se manifiestan con
episodios intermitentes llamados “crisis de asma”, y que se caracterizan por
tos, sensación de opresión en el pecho y, en algunas ocasiones, sibilancias.
¿Por qué se produce? Por lo general, se nace con la predisposición a la
enfermedad. Pero el asma puede manifestarse en cualquier momento de la vida,
cuando los genes que la causan (por exposición a ciertas sustancias o
infecciones respiratorias) se activan. Cuando esto ocurre los síntomas se
manifiestan, sobre todo en niños.
¿Los adultos pueden desarrollar asma? Algo más de la mitad de los casos de
asma suele diagnosticarse antes de los 15 años. Sin embargo, un porcentaje muy
alto de los afectados comienza a presentar crisis de asma en la edad adulta.
Suelen presentarse también casos de personas que si bien tienen
manifestaciones tempranas de la enfermedad, no las reconocen, tampoco sus
médicos. Se trata de gripas a repetición o de episodios intermitentes de tos
que aparecen con el frío o el ejercicio. El asma se diagnostica cuando, en
algún momento de la vida adulta, el individuo sufre una crisis asmática.
¿Puede ser producto de una gripa mal cuidada? No es infrecuente que después
de un episodio infeccioso respiratorio viral, algunas personas muestren
síntomas propios del asma. En buena medida, en estas personas se activa la
susceptibilidad con la que nacieron.
¿Qué puede desencadenar una crisis asmática? Los cuadros gripales, la
exposición a humos u olores irritantes o fuertes, como los detergentes, los
blanqueadores y los solventes; a elementos caseros que albergan polvo y ácaros,
entre ellos libros, alfombras y peluches.
También las mascotas y el ejercicio extremo.
Además hay situaciones orgánicas de la persona con asma, que suelen
favorecer la aparición de crisis o no permiten controlar adecuadamente la
enfermedad, como la rinitis, la sinusitis y el reflujo gastroesofágico.
¿Tiene cura? No. Lo que sucede es que muchas personas suelen confundir los
episodios libres de síntomas (intercrisis), que
pueden durar meses y años, con una curación de la enfermedad. Sin embargo,
puede controlarse con medicamentos o terapias específicas (ver recuadro).
FUENTE: SOCIEDAD COLOMBIANA DE NEUMOLOGÍA.