La artritis
idiopática juvenil suele presentarse desde los primeros años de vida, atacando
articulaciones, tendones o músculos.
Desde que empezó a dar sus primeros pasos, los padres de Daniela
Cifuentes notaron que le costaba trabajo caminar sin torcer los pies. Al
visitar al médico, la solución fue ponerle botas ortopédicas. El intento
fracasó. A sus 5 años de edad, ella no podía correr sin sentir dolor en su
cuerpo. Regresó a chequearse con otro médico y obtuvo otro diagnóstico fallido.
Luego de visitar
a tres especialistas en traumatología, por fin dieron con la causa de su
‘karma’. A sus 8 años le diagnosticaron artritis idiopática juvenil, AIJ, o
reumatoide juvenil, una enfermedad que ataca directamente las articulaciones,
los músculos y los tendones.
Ahora, Daniela tiene 15 años, pero el diagnóstico tardío la tiene
sometida a una silla de ruedas. Sus articulaciones suelen inflamarse tanto que,
incluso, algunas de ya están destruidas, por ejemplo las de sus rodillas.
De acuerdo con
los expertos, muchas veces esta enfermedad se diagnostica mal, porque se tiene
la percepción equivocada de que la artritis solo es padecida por los adultos.
Sin embargo, el médico Herman González, internista reumatólogo del
Centro Médico Imbanaco y de Comfandi,
explicó que “esta enfermedad comienza entre 1 año de edad y los 16”.
De acuerdo con
él, en ciudades como Cali, Medellín y Bogotá actualmente hay alrededor de 500
pacientes, pero de dos, solo uno es seguido por un reumatólogo.
En palabras de Juan Pablo Restrepo, reumatólogo de Imbanaco:
“Un niño con artritis idiopática juvenil presenta dolor y limitación en los
movimientos de sus articulaciones afectadas”.
Agregó que “si el
proceso inflamatorio no es controlado adecuadamente puede llevar a su
destrucción, ocasionando dificultad en la marcha, la alimentación, el
autocuidado y la realización de actividades manuales”.
De hecho, la persistencia de la inflamación en las articulaciones que
están en crecimiento altera su morfología definitiva y pueden deformarse si no
se tratan correctamente desde el comienzo.
Restrepo aseguró
que el avance de la AIJ puede llegar a afectar los ojos, el corazón y el hígado
y también ocasionar osteoporosis y retraso en el crecimiento del niño.
Por eso, para Restrepo, la primera recomendación es que ante la
presencia de artritis por más de seis semanas se consulte rápidamente al
reumatólogo, con el fin de iniciar el tratamiento adecuado y así evitar
secuelas.
Por su parte,
González explicó que “la inflamación también suele darse en las articulaciones
de los dedos de las manos, las muñecas, los codos, los hombros y los tobillos,
la mandíbula y el cuello. Rara vez se afecta la columna vertebral”.
Pese a que actualmente, la ciencia no ha podido hallar la cura de esta
enfermedad, existen fármacos que son utilizados para controlarla y hacer la
vida del menor menos difícil.
De acuerdo con
los expertos en artritis idiopática, estos niños necesitan terapia física
ocupacional como parte del tratamiento y siquiatría en caso de que la
enfermedad afecte la calidad de vida del paciente.
“Los tratamientos son diversos de acuerdo con el compromiso, la duración
y el tipo de enfermedad: van desde el uso de anti-inflamatorios
y corticoides orales que ejercen un efecto regulador sobre el metabolismo y el
equilibrio y un acompañamiento constante de la familia”, puntualizó Restrepo.
Tener conocimiento amplio y extenso de la
enfermedad para poder ayudar al menor.
El niño debe asistir con regularidad al
reumatólogo.
La alimentación debe ser normal y equilibrada
en hidratos de carbono y proteínas, proporcionando el aporte calórico necesario
para el desarrollo de los músculos. El calcio de la leche es importante para
mantener la fuerza de los huesos.
En todo momento hay que vigilar las posturas,
para evitar que las articulaciones inflamadas se queden rígidas en una mala
posición para su función.
Los ejercicios son necesarios para mantener y
mejorar la función articular y la fuerza muscular, pero deben hacerse con
supervisión.