De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada dos segundos
–en promedio– muere una persona por un infarto del miocardio o por un accidente
cerebrovascular (derrame o trombosis).
Cuando se busca a los responsables de las cerca de 20 millones de muertes
que al año dejan las enfermedades cardiovasculares, hay que poner el foco en la
hipertensión, los niveles altos de colesterol, el sobrepeso, la diabetes (los
afectados tienen el doble de riesgo de sufrir un infarto), el cigarrillo y el
sedentarismo.
Todos ellos aumentan el riesgo de que las personas desarrollen
aterosclerosis (formación de placas de colesterol en las arterias) y sufran
eventos cardíacos y cerebrales.
El origen de la enfermedad cardiovascular tiene múltiples factores, y desde
hace años existen evidencias sólidas que confirman el rol que la alimentación
cumple en la aparición de este mal.
La buena noticia es que las personas están en capacidad de controlar este
factor. El primer paso consiste en conocer esos elementos que juegan un papel
importante en la elección de una nutrición cardiosaludable: las calorías, las
grasas y el sodio.
Calorías Hay que tenerlas en cuenta si lo que se quiere es evitar el
sobrepeso y la obesidad. Saber cómo se dividen en los principales grupos de
alimentos, es vital para mantener una dieta saludable.
Partamos, por ejemplo, de un promedio de 1.000 calorías: dependiendo de la
cantidad de calorías que una persona consuma, así mismo hay que quemarlas con
actividad física. Grasas o lípidos Son la forma como se almacena la energía en
el organismo. Éstas, que no deben superar el 25 por ciento del total de
calorías en una ingesta de 1.000 de ellas, son de distintos tipos: Las
saturadas, que provienen de los animales, son sólidas a temperatura ambiente
(hay que restringir su ingesta), y las insaturadas, que son líquidas.
De este último grupo hacen parte las monoinsaturadas
y las poliinsaturadas. Las primeras están, entre
otros alimentos, en el pescado y en el aceite de oliva y de canola;
son cardiosaludables, porque ayudan a elevar el colesterol bueno o HDL.
Las poliinsaturadas se pueden encontrar en plantas
como el maíz y el girasol.
El colesterol, contenido en alimentos de origen animal, no debe exceder los
200 miligramos al día (un huevo contiene 213 mg de
colesterol en la yema; en personas sanas no afecta tanto los niveles de
colesterol en el cuerpo).
Sodio Ya que se encuentra en la mayoría de los alimentos, conviene reducir
el consumo de sal, que es su principal fuente. Puede remplazarse por
condimentos, hierbas y especies. Los hipertensos, los afectados por
insuficiencia cardíaca y males renales deben
evitarla. El consomé, la salsa de soya, los quesos salados, las aceitunas, los
enlatados y los embutidos hacen parte de los alimentos con alto contenido de
sal. - CARDIÓLOGO, CLÍNICA DEL COUNTRY.
- ¿Qué son los ácidos grasos omega 3? Hacen parte del grupo de los poliinsaturados. Son esenciales, porque el organismo humano
no los sintetiza, así que deben ser consumidos en la dieta.
Es importante anotar que su principal efecto no es la disminución de los
niveles de colesterol. Su impacto se da, especialmente, sobre los triglicéridos
(una fracción del colesterol). El consumo de estos ácidos se hace de acuerdo
con los niveles de triglicéridos en sangre. Por eso es importante el consumo de
pescado (salmón, trucha, atún) al menos dos veces por
semana y la utilización de alimentos con un buen contenido de omega 3, como las
nueces y el aceite de lino y de canola.
- ¿Qué es la hipertensión? Cuando el corazón late, bombea sangre hacia las
arterias y crea presión en ellas.Cuando a una persona
le toman la tensión le dan dos cifras: la primera registra la presión sistólica
(que se produce en las arterias cuando late el corazón) y la segunda, la
presión diastólica (se registra cuando el corazón descansa entre latidos).
Si la presión sube por encima del límite normal, de 140 sobre 90 en los
adultos, se está ante una hipertensión, una enfermedad muy común. Uno de sus
mayores peligros es que es un mal silencioso.
Hay que prevenirla y controlarla, pues puede afectar el funcionamiento del
corazón, el cerebro y los riñones. Es un factor de riesgo cardiovascular, de
hecho aumenta el peligro de derrames cerebrales.