Indígenas de Amazonas viajaron 5 horas en balsa para ver especialistas

Más de 1.000 habitantes del departamento recibieron atención gratuita en brigada de salud.

Una reiterada tos y un fuerte dolor en la espalda, que la han aquejado durante años, obligaron a Rita Gómez, una indígena de 68 años, a pisar por primera vez en su vida un consultorio médico.

"Ni las hierbas ni los remedios caseros han hecho efecto", confesó Gómez, quien como muchos habitantes había optado por la medicina tradicional de su comunidad.

Los 32 médicos que viajaron desde Bogotá hasta Puerto Nariño y Leticia (Amazonas) se convirtieron en los ángeles de esta mujer, que recibió atención médica y medicinas gratis gracias a la brigada de salud de la Fundación Alas para la Gente.

La organización es patrocinada por Casa Editorial EL TIEMPO, el Ministerio de la Protección Social, la Fuerza Aérea, la Fundación Oftalmológica Nacional e Isagén.

Desde temprano, varios habitantes que habían viajado hasta cinco horas en balsa para poder llegar, se atiborraban a la entrada del Hospital San Rafael de la capital del departamento. (Vea aquí imágenes de la brigada de salud)

Para muchos, la visita, realizada entre el 4 y 6 de junio, fue literalmente una salvación, teniendo en cuenta que "para que un dermatólogo o un oftalmólogo pueda venir a la región, puede pasar uno o varios años", dijo Sofía Sánchez, la subgerente técnica del Hospital San Rafael de Leticia, donde se realizó la primera parte de la brigada.

En tres días, según Camilo Arjona, director de la fundación, se atendieron a 1.145 personas y se adelantaron al menos 500 procedimientos, entre cirugías y consultas.

"A pesar de los inconvenientes, pudimos ayudar comunidades indígenas de sitios alejados que nunca habían tenido una cita con un especialista", explicó Arjona.

Las visitas de odontólogos, pediatras y ginecólogos fueron claves para la alta demanda de pacientes con enfermedades en la boca, niños desnutridos y mujeres necesitadas de examen del virus del papiloma humano.

Fermín Cahvache fue uno de los primeros y lo hizo porque necesitaba con urgencia que un ortopedista lo viera, luego de cumplir casi un año de sufrir un accidente que le destrozó parte de su pierna izquierda.

"Para que me vea un especialista, debo invertir dinero en pasajes y hasta en estadía para ir hasta Bogotá; por eso esta jornada fue un gran alivio", contó Cahvache.

LINA FERNANDA SÁNCHEZ
Redactora de EL TIEMPO