Por prevención, mantenga alejado
el celular de su cabeza
Hablar
por 50 minutos modifica el metabolismo neuronal del lado del cerebro más
cercano a la antena.
No
se sabe si causa cáncer, pero es mejor prevenir. Claves para reducir la
exposición a radiación.
Un
creciente número de científicos e investigadores han venido insistiendo,
durante la última década, en la necesidad de que se establezca, a ciencia
cierta, si es riesgoso o no para la salud el uso de teléfonos celulares.
Los
estudios de los que se dispone hasta ahora no han encontrado evidencia de que
la radiación electromagnética que emiten estos aparatos afecte el cerebro de
alguna manera o cause cáncer.
Sin
embargo, los resultados de una investigación preliminar sobre el tema, llevada
a cabo con 47 participantes, volvieron a levantar ampolla.
Un
grupo de investigadores de los Institutos Nacionales de
A
prevenir
No
se sabe -vale aclararlo- si el descubrimiento tiene significación clínica,
razón por la cual los propios investigadores, cuyo trabajo se publicó en la
revista Journal of the American Medical Association (Jama), piden que se hagan nuevos estudios
para analizar a profundidad sus hallazgos.
Mientras
se establece el real nivel de riesgo, crecen las voces de quienes recomiendan a
los usuarios ser precavidos.
No
se trata de entrar en pánico, pero sí de poner en práctica sencillas medidas
cotidianas para reducir el nivel de exposición.
Las siguientes son algunas de las sugeridas.
Utilice
manoslibres
De
acuerdo con los expertos, es la forma más sencilla y útil de mantener las
radiaciones lejos de la cabeza. Aunque hay varios tipos de manoslibres,
los de cables evitan (más que el bluetooth) que estas
impacten de manera directa la cabeza.
Mejor
escriba
Sabiamente,
muchas personas, especialmente los niños y los adolescentes, prefieren
comunicarse mediante mensajes de texto. De hecho, según recientes estudios, dos
terceras partes de ellos les escriben a sus amigos en lugar de llamarlos. Los
mensajes mantienen el celular lejos del cerebro y, por consiguiente, reducen el
riesgo de radiaciones.
Haga
pausas
Como
decían los papás, "el teléfono no es para hacer visita". Si los
científicos tienen la sospecha de que el uso por periodos prolongados de estos
aparatos modifica el funcionamiento de las neuronas, utilícelos por periodos
breves. Si necesariamente debe sostener conversaciones largas, haga pausas,
llame de nuevo o use manoslibres.
No
lo pegue a su cuerpo
Algunas
investigaciones sugieren que las células germinales de los testículos y los
ovarios -al igual que algunas células pulmonares- pueden afectarse por la
cercanía del teléfono. No lo pegue al cuerpo: no lo cargue ni en el bolsillo
del pantalón ni colgado del cinturón ni dentro del brasier.
Llévelos en bolsos, morrales o maletines. Mejor dicho, busque dónde: ¡Sea
creativo!
No
duerma con él
Se
ha vuelto frecuente dormir con estos teléfonos debajo de la almohada o en la
mesita de noche, bien sea porque se espera una llamada o porque la gente los
convierte en sus despertadores. Los investigadores insisten en que un cierto
nivel de radiación sigue siendo emitido por el teléfono, aun cuando no se esté
hablando por él. Mejor dicho, es como exponer al cerebro a horas extras de
estas ondas.
Recuerde
que es un distractor de primera
Contrario
a lo que ocurre con la no probada relación entre radiaciones de celulares y
cáncer, la reducción de los niveles de atención de la gente por cuenta del uso
de estos teléfonos sí tiene evidencia.
Amy Ship,
de
Con
información de 'Time Magazine', 'El Mundo' (España) y
Agencia EFE.