Efe El creciente afán de perder peso sin recurrir a grandes sacrificios ha
llevado a miles de personas a consumir, bajo su cuenta y riesgo, medicamentos
que inhiben el apetito, la absorción de grasas e incluso estimulan la pérdida
de líquidos.
Estos efectos, que están lejos de ser inocuos, pueden causar serios
problemas en el organismo. Para evitarlo se requiere, en primer lugar, tener en
cuenta que no están indicados para todas las personas y que su uso debe ser
prescrito por un médico, como parte de tratamientos controlados para bajar de
peso.
Algunos de los más utilizados son los siguientes:.
HORMONAS TIROIDEAS Estas, que se pusieron de moda en el último tercio del
siglo pasado, tienen una peligrosidad a largo plazo comparable con la de los
venenos metabólicos. Estas hormonas o sus derivados, suministrados
habitualmente en forma de pastillas o inyecciones para tratar de eliminar la
grasa en zonas específicas de la superficie corporal, producen en principio una
clara pérdida de peso que después se recupera y en el intervalo provoca un
serio desajuste tiroideo.
Solo deben utilizarse en los casos en que haya un hipotiroidismo
perfectamente diagnosticado. Cuando se aplican bajo otro supuesto, pueden
resultar peligrosas para la salud.
Durante un tiempo se pregonó el uso de la droga efedrina, combinada con la
cafeína, para el tratamiento de la obesidad. Los resultados fueron inicialmente
positivos, con pérdidas claras de peso que poco a poco fueron disminuyendo.
El principal problema de esta droga, según Mariano Alemany, profesor de
Biología de la U. de Barcelona, es que estimula de un modo general todo lo que
está controlado por el sistema nervioso simpático, con lo que se producen
incrementos de tensión indeseados y aceleraciones del ritmo cardíaco que solo
puede tolerar nuestro organismo durante un tiempo limitado, siempre que la
persona que sigue el tratamiento no tenga problemas del corazón.
Los de venta libre Hace dos años, la Administración de Medicamentos y Alimentos
(FDA, por su sigla en inglés) aprobó la venta, sin fórmula médica, del
medicamento orlistat para adelgazar.
Está indicado para personas de más de 18 años y su ingesta debe
complementarse con ejercicio físico, una dieta baja en grasas y reducida en
calorías.
No obstante, este medicamento tiene efectos secundarios que pueden resultar
cuando menos molestos: diarreas persistentes y ardor de estómago.
Aunque datos aportados por algunas investigaciones no son concluyentes, se
han detectado casos de cáncer de mama en mujeres que lo han tomado.
Su efecto principal es el bloqueo de una enzima pancreática de los
intestinos. Como consecuencia, una tercera parte de las grasas no son
absorbidas por el hígado y se eliminan a través de las heces.
En los últimos años también fueron ensayados fármacos denominados venenos
metabólicos, entre ellos el peligrosísimo dinitrofenol.
Según Mariano Alemany, catedrático de Biología de la Universidad de Barcelona,
estos medicamentos “desajustan el aprovechamiento de energía”, con lo que se
produce una ineficiencia metabólica generalizada y, desde luego, se pierde
peso.
El aspecto negativo es que el margen terapéutico coincide con su límite de
toxicidad, por lo que los efectos pueden resultar mortales para el paciente.
ANOREXÍGENOS Hoy se dan voces de alerta sobre el uso y abuso de anorexígenos, como la sibutramina,
aprobada por la FDA en 1999 para ser usada solo en personas con índice de masa
corporal superior a 30 y con complicaciones como la diabetes o dislipidemias (mal manejo de las grasas), pero que se usan
desbordando estas indicaciones. El riesgo de estos medicamentos es que actúan
sobre el sistema nervioso y solo tienen efecto si se combinan con dietas bajas
en calorías. Su consumo no debe prolongarse, pues encierra efectos secundarios
poco recomendables, como ansiedad y vómito.
Diuréticos y laxantes Favorecen la eliminación de agua y de sales en la
orina, sin alterar la grasa corporal. Su uso continuado puede causar problemas
de disponibilidad de minerales fundamentales para el equilibrio orgánico, como
el sodio y el potasio.
Los nutricionistas cada vez recomiendan menos los laxantes, salvo para
personas con estreñimiento crónico. Estas sustancias no afectan de modo
significativo la absorción de nutrientes de los alimentos pero pueden resultar
lesivas para la función del intestino.
Mariano Alemany, profesor de Biología de la U. de Barcelona, advierte que la
mayoría de las píldoras y preparados milagrosos para adelgazar que se ofrecen
en circuitos no autorizados o en Internet contienen en proporciones variables
diuréticos, más o menos suaves, y fibra, pero también pueden llevar dosis de
anfetaminas, hormonas tiroideas y laxantes y diuréticos de gran potencia,
combinados a veces con fármacos que amortiguan o disimulan los efectos
secundarios.
Estos cócteles, dice el experto, son casi siempre ensayos de “auténtico
sabotaje metabólico de letal potencialidad”, y a muy corto plazo consiguen que
se pierda algo de peso, evidencia suficiente como para que el fabricante logre
importantes beneficios a costa de la salud de los incautos