Editorial: A llenar vacíos en anticoncepción

En Colombia, casi la mitad de las mujeres desconoce que las EPS a las que pertenecen están en la obligación de proporcionarles métodos anticonceptivos de manera gratuita. Este es apenas uno de los datos dados a conocer por el estudio 'Sí a la opción, no al azar: planificación de la familia, derechos humanos y desarrollo', del Fondo de Población de las Naciones Unidas.

En el informe, presentado esta semana, el organismo denunció que cerca de 222 millones de mujeres de países en vías de desarrollo no tienen acceso a los métodos de planificación. Esta es una de las razones por las cuales se prevé que este año se produzcan por lo menos 80 millones de embarazos no deseados en el planeta, la mitad de los cuales terminará en abortos.

Tales factores, además de disminuir la calidad de vida de madres e hijos, representan costos de atención en salud que bordean los 12.000 millones dólares.

El asunto no es ajeno a Colombia, que, según el Fondo, forma parte de las naciones afectadas. De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud 2010, el 7 por ciento de las mujeres tiene una demanda insatisfecha de anticoncepción, un porcentaje que se dispara al 20 por ciento entre las adolescentes.

Esto se refleja en otros indicadores, que evidencian que la mitad de los embarazos en Colombia son no deseados y que el 20 por ciento de las mujeres de entre 15 y 19 años ya han sido madres.
Es claro que los problemas para acceder a la anticoncepción en el mundo se fundamentan en factores globales como la pobreza, las barreras de acceso y la falta de información, que se cimientan en la deficiente educación sexual que recibe la población, sin desconocer aspectos culturales y religiosos que forman una trama de difícil abordaje.

En Colombia, específicamente, cabe anotar que, a pesar de que la cobertura en salud sobrepasa el 95 por ciento y de que la atención materno-infantil y la mayoría de los métodos de planificación están incluidos en los planes de beneficios, las barreras de acceso, los prolongados tiempos de consulta y, como lo referencia el informe, el desconocimiento de las mujeres y sus familias sobre las posibilidades que tienen de utilizar estos beneficios afectan sensiblemente el uso continuo de dichos métodos.

Si a ello se suma la invisible, pero persistente actitud machista de muchos hombres, que impiden que sus parejas planifiquen, y la extendida creencia entre los jóvenes de que no tener una vida sexual continua los pone a salvo de embarazos, el panorama se complica todavía más.

El Fondo hace énfasis en el hecho de que el acceso a la planificación familiar y al control efectivo de los embarazos no deseados mejoraría las condiciones de vida de millones de seres humanos cada año. Además, se evitarían 200.000 muertes maternas por abortos mal practicados.

En este sentido, y en momentos en que se aproxima el plazo fijado para evaluar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, es importante que el país revise integralmente el asunto. Si bien siempre vigente en la agenda pública, sus resultados aún no son coherentes con los recursos destinados y con las propuestas formuladas en la política social.

Vale preguntarse: si hay voluntad política, recursos y conciencia clara de lo que hay que hacer, ¿qué falta?

Que quede claro que no será posible cortar el círculo vicioso que reproduce la pobreza en Colombia si no se toman, de una vez por todas, acciones intersectoriales, con metas y compromisos claros, que involucren a toda la comunidad en el abordaje integral de la planificación familiar.