El ABC del Parkinson
Abril 11 de 2010


Esta enfermedad conlleva alteraciones motoras. Se puede controlar con medicamentos.

Comienza con alteraciones motoras en un lado del cuerpo, luego en ambos, posteriormente se deteriora el equilibrio, hay incapacidad grave y finalmente el paciente termina postrado en cama o en silla de ruedas. Así evoluciona el Parkinson, una enfermedad degenerativa que en Cali afecta a unas 5.000 personas, en su mayoría adultos mayores, y que en Colombia ya cuenta más de cien mil pacientes.

Sin embargo, los avances de la medicina en los últimos años han permitido que aunque todavía no exista una cura definitiva, estos pacientes puedan mantener controlados los síntomas los cuales son principalmente de índole motora y no cognitiva o intelectual, sobre todo en los primeros siete años de la enfermedad.

Con motivo del Día Mundial del Parkinson que se cumple hoy, los especialistas advierten que el objetivo primordial con los pacientes que padecen la enfermedad es mejorar su calidad de vida para que puedan mantener su independencia motora la mayor cantidad de años posible, labor en la que resulta fundamental la familia.

¿Qué es?

Es un trastorno del sistema nervioso dado por la pérdida de neuronas encargadas de producir la dopamina, un neurotransmisor que participa en la interconexión de las señales cerebrales que permiten realizar los movimientos del cuerpo de manera adecuada.

Así lo explica Gerardo Hernández, presidente del Capítulo de Neurocirugía Funcional de la Asociación Colombiana de Neurocirugía, quien aclara que la pérdida de dopamina puede ser hasta de un 70%.

Así se manifiesta

Los síntomas pueden pasar inicialmente inadvertidos y se van exacerbando con el tiempo. Sin embargo, el neurocirujano Bernardo Pérez, del Centro Médico Imbanaco, aclara que el caso de cada persona es diferente, pues hay pacientes que sólo presentan un síntoma y otros tienen un compromiso global.

Las señales más comunes que permiten diagnosticar la enfermedad, según el neurocirujano Hernández, son:

·  Lentitud en los movimientos

·  Temblor, rigidez o calambres en las extremidades

·  Pérdida del equilibrio.

·  Estreñimiento, dificultad para masticar o deglutir

·  Problemas urinarios como incontinencia o dificultad para orinar.

·  Disminución en el tono de la voz, alteraciones en el habla, salivadera.

·  Trastornos del sueño, fatiga.

·  Sudoración excesiva, piel seca, exceso de grasa en el cuero cabelludo.

·  Irritabilidad y depresión.

El tratamiento

Se calcula que por cada millón de habitantes en el mundo, hay 2.500 pacientes con Parkinson.

En las residencias de estos pacientes se recomienda instalar barandas en los baños, corredores y escaleras para evitar caídas.

En los estados avanzados de la enfermedad el paciente debe tener un cuidador, cuyo papel es vital en su recuperación.

El tratamiento es de por vida y se maneja con un equipo interdisciplinario en el que participan neurocirujanos, fonoaudiólogos, fisioterapeutas, psicólogos y terapeutas ocupacionales, pues no sólo se busca recuperar la parte funcional, sino también la emocional. Así lo confirma Beatriz García, directora de la Fundación Parkinson con sede en Cali.

En la fase temprana y media del Parkinson se recetan medicamentos que permiten llevar una vida normal. Tal como lo aclara el doctor Pérez, “no hay excusa para que un paciente esté mal si está bien medicado, pues estos fármacos controlan casi totalmente la mayoría de síntomas en los estados iniciales”.Lo que sí advierte es que “deben ser usados de manera racional, en la cantidad justa, sobre todo en las etapas tempranas, pues esto influye en el futuro del paciente”.

Después de unos siete a diez años de que la persona esté sintomática, se inicia la fase tardía en la que aún incrementando los medicamentos, el paciente no responde a ellos o persisten las limitaciones, caso en el que se evalúa si conviene recurrir al manejo quirúrgico.

La cirugía logra una mejoría de un 70% a 90%, de forma similar a la que ejercen los fármacos. Busca llegar a las estructuras profundas del cerebro que controlan la actividad motora. “Esto se logra mediante un sistema de coordenadas computarizado que permite ubicar las estructuras para implantar unos electrodos que están conectados por debajo de la piel a unas pilas que se ponen en ciertos puntos del cuerpo como detrás de la oreja, cuya descarga eléctrica se puede graduar desde afuera con una especie de control remoto magnético”, explica Hernández. Como las pilas se descargan hay que cambiarlas cada cinco años mediante una nueva cirugía.

Por otro lado, y tal como lo explica Beatriz García, se trabaja para que el paciente mejore su calidad de vida, a través de actividades físicas y lúdicas. Es importante el ejercicio diario y las terapias de fortalecimiento muscular, para que la persona gane fuerza, velocidad de movimiento, flexibilidad y equilibrio.

Esto permite que el paciente se mantenga motivado, sea lo más independiente posible y no se aisle. De hecho, la directora de la Fundación Parkinson sugiere “no sobreprotegerlo solucionándole todas sus dificultades, sino dejarlo que realice sus actividades sin ponerlo en riesgo. Hay que tener paciencia y darles tiempo para que se vistan o se amarren los zapatos, pero permitiéndoles que se sientan útiles”, explica.

Perfil del paciente

Suele aparecer después de los 60 años. Sólo en un 20% de los casos se diagnostica en menores de 50 años y en un 4% en menores de 25.

Aunque afecta en forma similar a ambos sexos, hay mayor predisposición en los hombres, al parecer debido a un factor de protección que ejercen los estrógenos en los procesos de regeneración celular.

La enfermedad es más común enpersonalidades dadas por autoexigencia, comportamientos obsesivos compulsivos, laboriosidad, normas rígidas y bajo disfrute lúdico. Pero se discute si estas características forman parte de la enfermedad.

El origen

·  Las causas exactas de la enfermedad no se conocen, pero se considera que es de origen multifactorial. Pueden ser:

·  Ambientales: por efectos tóxicos del medio ambiente, como exposición a manganeso, cobre, monóxido de carbono, pesticidas y herbicidas.

·  Genéticas: predisposición que desencadena la pérdida de neuronas.

·  Farmacológicas: consumo crónico de medicamentos para tratamientos psiquiátricos, de cefaleas o vértigo.

·  Otras: fenómenos inflamatorios, infecciosos o vasculares.