Un
niño de nueve meses ya es capaz de enfrentarse y resolver retos específicos,
según estudio
Los padres son los principales encargados de estimular, a
través de diversas actividades, las capacidades cognitivas de los pequeños.
Un
niño de 9 meses ya es capaz de reconocer, interpretar, analizar y resolver situaciones
sencillas cuando se le plantean retos específicos.
Esta
es la conclusión de un estudio hecho por la doctora en sicología
Lilian Patricia Rodríguez, docente de la Universidad
de La Sabana, denominado ‘Emergencia de la generalización inductiva en
infantes’, trabajo investigativo que desarrolló como parte de su tesis doctoral
en el distrito de Aguablanca, en Cali.
“Esta
investigación nace por mi interés en conocer más acerca de las capacidades
mentales de los bebés y creo que en este campo hay mucho por explorar. Quería
saber cómo hacen ellos para relacionarse con los objetos y resolver problemas”,
dice la experta.
Durante
seis meses, cada 10 días, la investigadora hizo seguimiento a 10 bebés de 9
meses de edad, de estratos 1 y 2. Observó su manera de usar objetos cotidianos,
qué y cómo entendían y cuáles eran sus logros. El objetivo era conocer el
proceso de su desarrollo cognitivo.
Identificó
tres etapas: exploración de los objetos (el bebé los agita y los rompe),
identificación de sus propiedades (el infante descubre que el carro rueda, por
ejemplo) y resolución de situaciones (recurrir a una acción para responder a la
meta planteada).
En una maqueta, la doctora Lilian les planteó a los
niños retos simples, como poner frutas en una carreta y hacerlas llegar a una
casa, subir esta carreta por un puente y llevar muebles a una carpintería.
¿Qué
encontraron? “Los bebés estudiados nos mostraron una serie de acciones
inteligentes para explorar el objeto, al igual que estrategias de cómo estaban
pensando: tomar la fruta y rodarla por el puente, por ejemplo, fue una manera
de resolver la situación planteada; como no sabían usar la carreta, crearon su
propia manera de llegar a la meta y descubrieron que las frutas debían llevarse
a otro lugar”, explica Lilian Martínez.
Previamente,
esta experta e investigadores de la Universidad del Valle, donde hizo el
doctorado, habían hecho un rastreo teórico de estudios referidos al desarrollo
cognitivo infantil y hallaron que muchas de estas capacidades cognitivas se
despliegan a los 14 meses de edad.
“Observamos
que desde los 9 meses, estas existen y creemos que desde el nacimiento pueden
verse tales riquezas. Hay que crear métodos que permitan capturarlas... el
estudio nos muestra que no hay que esperar a que el bebé tenga 14 meses para
desarrollar sus talentos, pues desde antes él es capaz de analizar e
interpretar”, dice.
Finalmente,
concluye, este estudio les permite a los padres y cuidadores comprender los
procesos mentales que desarrollan sus bebés.
Hay
que estimularlos con retos cotidianos
“Como padres y cuidadores de estos bebés que inician su camino por la vida,
tenemos que hacer un alto en nuestras actividades diarias para deleitarnos con
cada uno de los gestos, miradas, balbuceos y movimientos de nuestros hijos, con
el fin de que, poco a poco, vayamos descifrando y descubriendo cómo interpretan
el mundo que los rodea”, afirma la doctora en Sicología
Lilian Patricia Rodríguez.
“A
través de situaciones que se conviertan en retos, como insertar, armar y rodar,
los padres pueden estimular a sus bebés y permitirles que muestren sus
habilidades cognitivas”, agrega.
La
pediatra Aura Sofía Rico, especialista en desarrollo infantil, afirma que es
clave permitirles a los bebés entre los 6 y los 12 meses manipular objetos de
varios colores y texturas que no les representen riesgo de atoramiento en caso
de que se los lleven a la boca.
Cucharas, ollas, instrumentos musicales, pelotas grandes pero livianas,
sonajeros compactos (aquellos que no tienen aros), carros sin piezas pequeñas,
teléfonos con sonido incorporado, muñecos con mensajes, juguetes para armar y
desarmar, de cuerda y que rueden, resultan útiles para el desarrollo del niño
en esta etapa.
Para
estimular su desplazamiento, evitar darle los objetos en la mano; ubicárselos a
diferentes distancias, de manera que esté obligado a ir por ellos.
Andrea
Linares Gómez