120 niños con VIH ahora tienen casa en Neiva gracias a la Güipas Fundación

En la casa vivirán unos 40 niños. Otros 80 llegarán desde las 8 de la mañana, o por la tarde, cuando salgan del colegio, para tomar comidas y dos meriendas.

Alberto Osorio, a quien le diagnosticaron sida hace 22 años, decidió construir un lugar especial para las personas que sufren esta enfermedad. Allí, los pequeños contarán con toda la asesoría médica.

"Usted tiene sida y se va a morir dentro de seis meses", le dijeron a Alberto Osorio el 30 de agosto de 1988 en el Instituto Nacional de Salud, en Bogotá. Y todavía, pese al desesperanzador pronóstico, no se ha muerto.

Prefiere no hablar mucho de su pasado. Sólo dice que nació en Buga (Valle), que no tiene el menor contacto con su familia, que se infectó en Bogotá y que desde que está enfermo comenzó a trabajar en fundaciones que ayudan a otras personas con sida.

Hoy, tiene 46 años, y aún anda con el papel del examen guardado, como para mostrarle al mundo cómo esa enfermedad no ha logrado derrotarlo.

"Si tengo sida debo trabajar igual que los demás. El sida no me imposibilita para hacer nada en la vida. Antes, me da razones para hacerlo, porque cuando a usted le dicen que se va a morir, y cuando una sociedad lo arrincona y lo rechaza es cuando uno tiene que seguir en la lucha" dice Osorio.

Por eso, este hombre creó un hogar, ubicado en el barrio Las Palmas de Neiva, para 120 menores portadores del VIH, a los que él llama 'güipas', tal como les dicen a los niños en el Huila.

La Fundación, durante nueve años, ha tenido tres sedes pero, desde el 2006, Alberto está construyendo una casa, a la que le faltan dos meses para estar terminada.

Además, habrá un centro médico, el primero de Colombia en una fundación de este tipo, y los niños serán atendidos por dos pediatras, una nutricionista y una enfermera, que analizarán cómo evoluciona su enfermedad.

Uno de los menores, Felipe*, llegó al hogar hace nueve años, cuando apenas tenía tres. Su familia, que sembraba coca en los campos del Caquetá, fue desplazada por la guerrilla, y en Neiva, su madre descubrió que él tenía VIH. A partir de ese instante, el papá de Felipe los dejó. Luego, su madre también se fue. El niño aún vive con su abuela, de 70 años. Él, probablemente, será uno de los primeros que vivirán en la Güipas Fundación, que se espera quede lista en dos meses.

Muchos de los padres de los 'güipas' han muerto o los dejan abandonados. Entonces los niños ruedan como pelotas de ping pong. Si ellos viven aquí, esta será su casa; nadie los va a echar. Si van a morir lo harán en su casa y si van a vivir, la Fundación les ayudará a que salgan adelante", cuenta Osorio.adelante", cuenta Osorio.

*Nombre cambiado.

ALBERTO MARIO SUÁREZ D.
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
NEIVA